4 jun 2011

Los "dibus" con los que crecimos

Nuestra infancia. Ya entonces, y sin darnos cuenta, nos enganchamos a las series. Esos dibujos animados que, de vez en cuando, en una reunión con los amigos, salen a colación. ¿Te acuerdas de Los Picapiedra? Y alguien, inevitablemente, se arranca a cantar su canción. Esos "dibus" que nos hacían soñar con mundos bajo el agua con Los Snorkels, con seres diminutos que "nadie sabe dónde están", y que nos empezaron a orientar hacia el frikismo más puro con Dragones y mazmorras.

¿Qué series marcaron tu infancia?
Yo me pasaba horas ante el televisor recorriendo los interminables campos de fútbol en los que se enfrentaban los Campeones Oliver y Benji. Antes me enganché sin remedio a La abeja Maya, David el gnomo, y seguí las aventuras de Heidi con su abuelito, Clarita y Pedro hasta el final, aunque reconozco que siempre me dio mucho miedo ese columpio tan grande en el que aparecía en la cabecera.
Acompañamos a Marco en su viaje de los Apeninos a los Andes en busca de su mamá. Seguimos a Son Goku en su búsqueda de las bolas de dragón, y las andanzas de todos sus amigos, enemigos y descendencia. Para los que preferían el baloncesto al fútbol también estaba  Chicho Terremoto, una especie de precursor del moderno Shin Chan en algunos aspectos. Para los amantes de otro deporte menos conocido en España, el voleibol, Dos fuera de serie, que recordamos por su subtítulo, Juana y Sergio ("son ahora los enamorados..."). Y nos quedábamos extasiados con el ingenio de Vickie el vikingo:
  
Aunque no las seguí, causaron sensación Comando G y Mazinger Z. Dentro del género "robotil", me aficioné a esos coches tan peculiares que eran los Transformers y era fan de Optimus Prime. Me sabía de memoria las canciones de Los trotamúsicos. Con mi hermano seguí las aventuras de Los caballeros del Zodiaco. Cada uno teníamos nuestro favorito que, casualmente, coincidía con nuestro signo zodiacal. Nos adentramos en el fascinante mundo de las frutas y los vegetales con Los Fruitis y nos habría encantado vivir en El bosque de Tallac junto a Jackie y Nuca.
Supimos quién era Julio Verne gracias a Willy Fog, el que "se juega con honor la vuelta al mundo". Y nos adentramos en el mundo de Alejandro Dumas con D'Artacan y sus mosqueperros. Con Érase una vez (la vida, el hombre...) entendí mejor lo que me estaban explicando en clase de Historia o de Naturales (había días en que las lecciones de la serie y de clase coincidían, sorprendente). Y terminé cayendo en las redes de Sir Arthur Conan Doyle gracias al Sherlock Holmes de animación:

¿Y de las de hoy? No estoy tan puesta como estarán mis compañeros del blog de al lado De mamas & de papas, pero solo hay que revisar la programación de Clan para hacerse una idea de lo que ven los niños del siglo XXI. Caillou, Las tres mellizas, Sandra detective de cuentos... Mi favorita, sin duda, las aventuras de Bob Esponja, Patricio, Calamardo y compañía. Pero sigo pensando que ya no se hacen series de dibujos como las de antes
aquí os dejo con unas paginas para informarnos mas:
Rainy Benavente Ferraces

1 comentario:

  1. Cuánto me gustan las interesantes historias que cuentas. Son más atractivas y didácticas que los libros de texto. Enhorabuena

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